Aunque existan, que les hay, hay pocos divorcios amistosos. Y todo el proceso conlleva una serie de situaciones desagradables y tristes, que se tornan aún peores cuando hay hijos por medio.
Por fortuna, existen abogados que intentan aplacar los ánimos e instan a que los divorciados actúan con sensatez y racionalidad, pero, por desgracia, también hay otros que buscando exclusivamente el interés de su cliente y su propio beneficio, actúan echando más leña al fuego, sin importarles los sentimientos de las personas y los menores.
En estos conflictos sería interesante la figura de un mediador. La mediación es un mecanismo de resolución, basada en el diálogo, el respeto, y el consenso. Anexo e inseparable al mismo es la conciliación jurídica, que inevitablemente precisa de un experto en Derecho.
El mediador ha de ser neutral y el acuerdo jurídico ha de respetarse por ambas partes. Un gabinete jurídico especializado en divorcios y que tenga éxito también en la mediación entre los cónyuges, puede llegar a tener un desarrollo fulgurante.
Aparte de los divorcios también existen conflictos familiares o entre amigos. Cuando hay aspectos patrimoniales en los mismos, la situación se degrada y puede ser francamente desagradable, por lo que, al igual que en el tema de los divorcios, la mediación puede ser una solución importante con muchas posibilidades de futuro.
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