Cuando el genio de Unamuno dijo la lapidaria frase ¡Qué inventen ellos! no valoraba bien (y en tiempos muy distintos de los actuales) la importancia de la investigación, la ciencia y la tecnología.
El tópico es muestra de hasta qué punto la investigación, la ciencia y la tecnología han sido en España una realidad marginal en su organización y contexto social, de modo que se ha llegado a convertir en una especie de estereotipo nacional español, unas veces rechazado por impropio o humillante y otras veces asumido con orgullo y desdén, como era su propósito original.
Hoy día, una terrible crisis económica sacude España y el mundo occidental.
Las cifras son contundentes. Los países europeos cuya inversión en investigación y desarrollo supera la media de la Unión Europea (Francia, Austria, Alemania, Dinamarca, Islandia, Suecia, Finlandia) son los que menos se enteran de la crisis.
Estados Unidos, Japón y Corea dedican a la investigación más del 2,5% del PIB (España un 0,9%). Alemania y Francia por ahí andan.
Por desgracia, hoy España se encuentra entre los países del mundo con más desempleo (26%), junto con Malí (30%), Franja de Gaza (45%) o Camerún (39%).
Una empresa de nueva creación o compañía startup o start-up es un negocio con una historia de funcionamiento limitado, que se distingue por su perfil de riesgo / recompensa y sus grandes posibilidades de crecimiento (escalabilidad). Generalmente son empresas asociadas a la innovación, desarrollo de tecnologías, diseño web, desarrollo web, empresas de capital-riesgo.
Al español nunca le faltó genio, ni habilidad, pues conseguimos investigar en las peores condiciones. Sólo le faltó ayuda y reconocimiento social.
Cuando España, mi país sufre una grave crisis económica, con unas cifras de paro absolutamente insostenibles, hacen falta ilusión e ideas, así que pongo las mías en común por si a alguien le son de utilidad. En este caso, sólo le pido que si le fueron útiles, nos cuente su historia.
La pregunta lógica que a alguien le puede surgir es ¿por qué no las desarrollé yo mismo? La respuesta es sencilla y múltiple a la vez. No basta sólo tener conocimientos de ciencia o tecnología, también hay que saber ser empresario, poseer capital, gente que se quiera arriesgar, financiación, buscar o tener un buen equipo, saber delegar, saber sortear la marea burocrática y administrtiva, no desfallecer en el intento, tener moral, tener capital humano (de lo más importante), tener relaciones a ese nivel...
He hablado de España, pues es mi país, pero por supuesto, sean bienvenidos todos los visitantes extranjeros, hispanos, que hablen español o no, a los que igualmente deseo se beneficien de mis ideas, pues en el conocimiento científico y tecnológico no hay fronteras, ya que del mismo se beneficia toda la humanidad.
Por todo ello, al contrario de lo que decía Unamuno:
INVENTAMOS NOSOTROS
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