lunes, 17 de junio de 2013

Inventamos nosotros


Cuando el genio de Unamuno dijo la lapidaria frase ¡Qué inventen ellos! no valoraba bien (y en tiempos muy distintos de los actuales) la importancia de la investigación, la ciencia y la tecnología.

El tópico es muestra de hasta qué punto la investigación, la ciencia y la tecnología han sido en España una realidad marginal en su organización y contexto social, de modo que se ha llegado a convertir en una especie de estereotipo nacional español, unas veces rechazado por impropio o humillante y otras veces asumido con orgullo y desdén, como era su propósito original.

Hoy día, una terrible crisis económica sacude España y el mundo occidental.

Las cifras son contundentes. Los países europeos cuya inversión en investigación y desarrollo supera la media de la Unión Europea (Francia, Austria, Alemania, Dinamarca, Islandia, Suecia, Finlandia) son los que menos se enteran de la crisis.

Estados Unidos, Japón y Corea dedican a la investigación más del 2,5% del PIB (España un 0,9%). Alemania y Francia por ahí andan.

Por desgracia, hoy España se encuentra entre los países del mundo con más desempleo (26%), junto con Malí (30%), Franja de Gaza (45%) o Camerún (39%).

Una empresa de nueva creación o compañía startup o start-up es un negocio con una historia de funcionamiento limitado, que se distingue por su perfil de riesgo / recompensa y sus grandes posibilidades de crecimiento (escalabilidad). Generalmente son empresas asociadas a la innovación, desarrollo de tecnologías, diseño web, desarrollo web, empresas de capital-riesgo.

Al español nunca le faltó genio, ni habilidad, pues conseguimos investigar en las peores condiciones. Sólo le faltó ayuda y reconocimiento social.

Cuando España, mi país sufre una grave crisis económica, con unas cifras de paro absolutamente insostenibles, hacen falta ilusión e ideas, así que pongo las mías en común por si a alguien le son de utilidad. En este caso, sólo le pido que si le fueron útiles, nos cuente su historia.

La pregunta lógica que a alguien le puede surgir es ¿por qué no las desarrollé yo mismo? La respuesta es sencilla y múltiple a la vez. No basta sólo tener conocimientos de ciencia o tecnología, también hay que saber ser empresario, poseer capital, gente que se quiera arriesgar, financiación, buscar o tener un buen equipo, saber delegar, saber sortear la marea burocrática y administrtiva, no desfallecer en el intento, tener moral, tener capital humano (de lo más importante), tener relaciones a ese nivel...

He hablado de España, pues es mi país, pero por supuesto, sean bienvenidos todos los visitantes extranjeros, hispanos, que hablen español o no, a los que igualmente deseo se beneficien de mis ideas, pues en el conocimiento científico y tecnológico no hay fronteras, ya que del mismo se beneficia toda la humanidad.

Por todo ello, al contrario de lo que decía Unamuno:

INVENTAMOS NOSOTROS 

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